martes, 22 de octubre de 2013

Sin embargo estoy aquí... resucitando.

Perdí el camino con un Nino que me soltó la mano, queriendo o sin querer, pero al fin lo hizo. Pensé durante infinidad de segundos, horas, meses (y años) que era él. Que él era EL nino de mi historia. Aún no lo sé (tampoco podría saberlo) sólo tengo la certeza que esa historia de dos quedó trunca. Y caigo en la cuenta -quizás tardíamente- que NO hay un sólo Nino, que existen múltiples y muy distintos... cada uno acorde al momento.
El universo es sabio, muy. Mientras tomo otro sorbo de té verde, lentamente pienso en esta idea; eternizada en frases como "Todo pasa por algo", "Si sucede, conviene", o "No se cierra una puerta sin antes abrirse una ventana".
Algo fuerte que me llevo de este incidente (o mejor dicho, experiencia sin calificación axiológica, para no caer en tecnicismos profesionales, ja) es que hay que aprender a SOLTAR. Y no puse "tengo que" ni "debo", sino que es igual para todos, no aplica exclusivamente a mi caso concreto. DEJAR SER, let it be cantaba mi amante músico. Gran enseñanza. Y con esto no pretendo defender el relativismo, oportunismo o el libertinaje.
Eso de que el tiempo cura todo (o las heridas, tropiezos y fracasos) yo no lo creo. Aunque cueste comprenderlo o aprehenderlo, UNO lo cura... o decide permanecer en ese limbo entre nostalgia y melancolía -o no-. Cada individuo es dueño de su propio destino con sus elecciones (aunque suene a frase armada, es una gran verdad). Y si apuesta por quedarse estancado en el pasado o en un presente sin futuro ni retorno, no va a poder VACIARSE para volver a LLENARSE.
Mmm quizás sueno a libro de auto-ayuda. Pero en definitiva es eso, cuándo aprenderemos a ayudarnos a nosotros mismos sabiendo que todo cambio empieza de adentro hacia afuera? A veces necesitamos EMPUJONES invisibles. Que si tomo algo para ser feliz? Sí, decisiones.

No hay comentarios.: